1-. Los medicamentos no se pueden devolver: Por Ley (Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios) no se puede devolver ningún medicamento una vez sale de la farmacia. Da lo mismo si sólo has llegado a la esquina, si has ido y vuelto o si hace 2h que lo has comprado. No se puede. Por una sencilla razón: perdemos la custodia del medicamento. Y la farmacia es responsable de los medicamentos que dispensa.
Así que antes de salir de la farmacia, aseguraos de que lo que habéis pedido es lo que lleváis en la bolsa o que os han dado el genérico que queríais porque una vez salgáis, la Ley es muy clara: no se pueden devolver (ni cambiar, evidentemente).
*La excepción siempre será que se hayan equivocado al dispensaros un medicamento, ahí no es que os lo vayan a devolver, es que os lo tienen que devolver y dar las explicaciones y disculpas pertinentes*
2-. Si os decimos que un medicamento está en "desabastecimiento" no quiere decir que no exista. Ni que ya no exista, ni que lo hayan retirado ni que no lo encontréis en otra farmacia. Sencillamente quiere decir que no tenemos en stock en la farmacia y que nuestros proveedores (hay varios en España) tampoco tienen y no nos lo pueden servir. Pero podéis acercaros a la farmacia de la esquina y encontrar que ahí sí les queden en stock o que trabajen con otros proveedores que sí os lo puedan conseguir. No hace falta volver a la farmacia que os ha dicho que no tenía ni os lo podía conseguir y decirles "Me has dicho que no había y he ido a esta farmacia y sí hay".
3-. La farmacia vive de la venta de medicamentos o parafarmacia. Así que si os decimos que no tenemos algo, que no os podemos conseguir tal cosa o que necesitamos una receta para venderos cierto medicamento no es porque queramos fastidiaros el día. Nada nos gustaría más que facturar más dinero cada mes. Así que lo que queremos es dispensar, recomendar y vender. No haceros la puñeta, ni haceros perder el tiempo, ni hacer que recorráis 2km para encontrar un medicamento. Si hay posibilidades de conseguir lo que estáis pidiendo, lo haremos porque nuestro trabajo depende de ello. Pero si no podemos y os decimos que no lo podemos conseguir no soltéis un "pues me iré a otra farmacia que ahí seguro que me lo consiguen".
4-. El 90% de medicamentos necesitan receta. Otra cosa es que se haga un poco "la vista gorda" con ciertos medicamentos como un simple ibuprofeno o un jarabe para la tos. Por ahorraros un viaje al centro de salud y no colapsar un sistema que ya está muy colapsado. Pero podemos exigiros una receta. Así que si bajáis tan alegremente a la farmacia a comprar Primperan, Nolotil o Ventolin sabed que os vamos a exigir una receta y, en su defecto, podemos haceros las preguntas que creamos necesarias para ver si estáis tomando el medicamento por vuestra cuenta, si lleváis el tratamiento correcto y para evitaros efectos secundarios que podrían ser muy graves. Así que contestad educadamente y no nos soltéis esto de "ay chica, si tengo que contarte mi vida ya me voy a la farmacia donde me conocen y no me hacen tantas preguntas". Es por vuestra salud y por hacer un uso racional de los medicamentos.
5-. La receta es para la farmacia. Normalmente no nos la vamos a quedar si se trata de un paracetamol, un ibuprofeno o un jarabe para la tos. Pero deberíamos. Así que si os decimos que nos tenemos que quedar la receta, no pongáis mala cara ni pegas ni digáis que la necesitáis para ir al médico de cabecera a que os haga otra. Hoy en día podéis hacerle una foto con el móvil y no hay peligro de que os equivoquéis con la posología. A veces no nos quedaremos la receta sino que os la sellaremos indicando que ya habéis retirado el medicamento. Sea como sea, la receta es de la farmacia (y veréis siempre que lo pone) y eso debéis tenerlo presente.
6-. No podemos adelantar medicamentos de la receta electrónica. El sistema de receta electrónica tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Las buenas son que se lleva un control más exhaustivo de la medicación y que "nadie" tiene en casa más medicamentos de los que debería. La mala es que si perdéis un blister, os vais de vacaciones o vuestro marido os ha cogido ibuprofenos no os van a cuadrar las fechas. Venir a la farmacia a que "os adelantemos" la medicación es imposible. Donde debéis acudir es al médico, que es el único que puede añadir envases o modificar la receta electrónica. Nosotros somos meros espectadores y sólo podemos dispensar lo que la receta dice que os toca.
7-. Los medicamentos no son golosinas. No podemos decidir tomar Hidrosaluretil (diurético potente) por nuestra cuenta para la retención de líquidos. No podemos tomarnos antibiótico cada vez que nos duele la muela, debemos ir al dentista. No debemos tomar "la pastilla que se toma nuestra vecina para dormir" porque no sabemos para qué se la han dado, si nos irá bien y cuales son sus efectos secundarios. No debemos automedicarnos (quitando un ibuprofeno para la fiebre, un paracetamol para el dolor y un almax para el ardor). Aunque nos parezca que "tenemos lo mismo que la última vez" o "lo mismo que nuestra vecina" puede no ser así. Además, nunca sabemos si lo que nos ha mandado el médico está relacionado con un síntoma o con otro de los que le hemos contado.
8-. Nosotros no prescribimos medicamentos, dispensamos y recomendamos. No podemos decidir cuántas veces al día tenéis que tomar cierto medicamento, ni podemos cambiar un medicamento por otro (exceptuando un genérico por su marca comercial u otro de idéntica composición). Las preguntas acerca de la posología tenéis que hacérselas al médico que es quien prescribe. Muchos medicamentos tienen posologías diferentes según la patología que se vaya a tratar. Os podemos decir cuándo se suele tomar cierto medicamento pero siempre preguntad al médico porque puede que quiera que os lo toméis a otra hora porque interfiere con otro medicamento o porque quiere que actúe de noche. Siempre preguntad al médico. Nosotros podemos orientar y hablaros de efectos secundarios pero el motivo por el cual os ha mandado ese medicamento y no otro sólo lo sabe el médico.
9-. Las farmacias no nos comunicamos entre nosotras, somos negocios independientes. Que yo no trabaje una marca no quiere decir que no la encuentres. Si yo no tengo un medicamento no puedo ver en "el ordenador" si otra farmacia lo tiene. Lo máximo que podemos hacer es, al igual que harías tú, buscar en google el teléfono de alguna farmacia cercana y llamar para ver si lo tienen y que pases tú a buscarlo.
10-. Tampoco nos comunicamos con el médico ni el médico sabe si un medicamento está en desabastecimiento. A no ser que se trate de un medicamento que receta mucho (pongamos un antibiótico concreto) y le hayan venido 5 pacientes a decirle que el medicamento que les ha mandado no está en las farmacias, el médico no sabe si ese medicamento está en los almacenes o no. A veces dejan de suministrar un medicamento durante unas semanas y nadie se lo comunica al médico. De hecho a veces retiran medicamentos y el último en enterarse es el médico. Así que no culpemos al médico si os ha mandado el tratamiento que él cree más adecuado y no lo encontráis en ningún lado. No es que el médico no se entere de nada sino que simplemente no hay una comunicación entre los almacenes y los centros de salud cuando se trata de algo temporal.
11-. La farmacia NO puede tener de todo y en cantidad ilimitada. En una farmacia (y voy a tirar por lo bajo) puede haber más de 10.000 referencias entre medicamentos y productos sanitarios. Así que NO podemos tenerlo todo. Primero por un motivo económico y segundo por un motivo de espacio. Así que se tienen las referencias que más se mueven, los medicamentos que más demandan los pacientes, los productos por los que apuesta la farmacia... Pero no se puede tener todo. Además, las cosas también se venden. Y ya es mala suerte, sí, pero sucede, que un medicamento que no se vende casi nunca te lo pidan 3 veces el mismo día. Y la reacción no debería ser de enfado si la farmacia os ofrece la posibilidad de traéroslo para la tarde. La frase "es que aquí nunca tenéis nada" la he escuchado en las 5 farmacias en las que he trabajado y han sido de diferente tamaño, tipo de público, zona, nivel adquisitivo...
12-. Los precios de los medicamentos están fijados por Sanidad pero los productos de parafarmacia tienen precio libre. Un paracetamol cuesta lo mismo en Barcelona que en Sevilla. Pero una crema de manos puede costar 4€ en una farmacia y 8€ en la farmacia de la esquina. ¿De qué depende el precio? Depende del margen que se quiera llevar la farmacia (desde un 30% a un exagerado 50%), de las condiciones de compra que le haya impuesto el laboratorio y de la competencia que tenga en la zona. Así también podéis encontrar que la "crema de manos x" cuesta 4€ frente a los 8€ de la farmacia de la esquina pero "la crema de manos y" cuesta 7€ frente a los 3€ de la farmacia de la esquina.
Creédme que para tener el mejor precio en todo necesitaríamos mucho capital y mucho espacio (cosa de la que, desgraciadamente, pocos disponen).
13-. Nos ponemos malas. Somos personas normales y corrientes. A pesar de estar rodeados de frenadoles también somos víctimas de virus, bacterias y resfriados comunes. Tened en cuenta que muchos de los que pasan por el mostrador ya sufren algún tipo de enfermedad contagiosa y es muy fácil que la pillemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario